Su cultura K’iche’ teñida de sabiduría y bañada en la mitología Maya
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Texto
Pueblo, flor y retoño de la vida de nuestros abuelos y abuelas envueltos de sabiduría ancestral, de fuerza espiritual y de trabajo comunitario.
Como parte de la cosmovisión maya, la espiritualidad, el valor de la palabra y la metodología de enseñanza que hemos venido usando los pueblos, han ayudado a un mejor acercamiento, a un mejor diálogo entre el cosmos, la persona y Dios.
Tomemos nuestra silla, sentémonos a pensar, hagamos memoria de toda la riqueza que nos dejaron nuestros abuelos y abuelas; guardemos en nuestros corazones la herencia, la sabiduría que nos enseña a encontrar a Dios en todas las cosas que vemos día a día sobre nuestra Madre Tierra. Esta es creación, lugar donde Dios descansa; en sus entrañas quedó sembrada la esencia de la vida de Dios «su modo de mostrar cariño».
Antes de empezar a leer este trabajo, abramos nuestro corazón para reflexionar sobre la vida de nuestra Madre Tierra, ella nos enseña y nos revela la vida que Dios nos ha regalado desde el principio de la creación.
Todo lugar, animal y persona tiene su sentido. Hay mucha lectura detrás de su existencia, que nos sirve para enderezar nuestros caminos y aprender a vivir con inteligencia; porque otras personas, culturas y pueblos gusten los tejidos de experiencias que hemos venido encontrando en nuestros sueños.
Llenos de alegría, con la ayuda de los ancianos y ancianas de nuestras comunidades, de los cofrades de la Natividad de la Virgen María y del Santo Cristo de Esquipulas de nuestro pueblo y con la solidaridad de nuestra Parroquia, queremos abrirles el corazón de estos relatos originarios de Santa María Chiquimula. Es uno de los frutos de las investigaciones que iniciamos en 1989 con la asesoría de nuestro papá Victoriano Castillo González. Gracias a él por aprender nuestro idioma K’iche’ para escuchar lo que hay en nuestros corazones, se acercó con respeto y cariño, se hizo uno de nosotros; por eso, una gran mayoría de mi gente le dicen Chuchqajaw, que quiere decir: “principal del pueblo que cuida la espiritualidad”. También agradecemos a doña Catarina Cac Calel, sabia de sabios que, con su cariño y sabiduría, nos fortaleció para que no nos desmayáramos en nuestros caminos bajos y planos, en la sombra de los sin fin de tormentos que quiso borrar la memoria de nuestro pueblo. Gracias también al grupo de jóvenes de inculturación que ayudaron en la trascripción y corrección de las entrevistas en K’iche’.
Con todo respeto y amor presentamos este trabajo, en texto castellano, que hemos recopilado; es fruto de muchos corazones que se ofrecieron para pulir y terminar el tejido de este envoltorio.
Iluminados por el espíritu de nuestros antepasados, llenos del frío y del viento y nutridos con el olor del maíz blanco y maíz amarillo; guiados por las voces de abuelos y abuelas en nuestros sueños, en nuestro caminar como equipo de inculturación, queremos compartir la riqueza espiritual que hay en nuestros mitos que nos hacen volver a nuestras raíces para seguir dando buenos frutos en todos los ámbitos.
Así como Jesús usó como medio las parábolas fundamentadas en cada uno de los elementos de la creación para la enseñanza del Reino de Dios, también nuestros abuelos y abuelas, nuestros pueblos, nuestra gente instruyen a sus hijos e hijas a través del relato de historias y mitos para vivir en armonía. Esta es una de las maneras de transmitir todo un conocimiento para mantener vivos los grandes valores de la cultura K’iche’.
No hablo más para no cansar mi voz y los corazones de ustedes. Mejor, juntos, dejemos que hablen nuestros abuelos y abuelas, que se hagan presentes con su palabra para que nosotros sepamos dirigir la vida.